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El Zorro: Abajo Izquierda, contemplación desde el deck. Arriba, El Lodge de la Estancia destaca en la inmencidad de la estepa. Al Lado, la cena ya está servida. |
Es una típica estancia patagónica en la inmensidad de la estepa. Hace dos años abrió un exclusivo lodge de pesca, enfocado principalmente al turismo extranjero. Su propuesta es simple: nada de lujos excesivos y excelentes condiciones para practicar la pesca con mosca y vida de campo.
Rodrigo es uno de los guias de pesca y no nos negamos cuando nos ofrece acompañarlo en una salida con un huésped. Media hora más tarde llegamos al Sping Creek, un arroyo de vertiente que serpentea por una verde hondonada que, según Rodrigo, está "infestado" de truchas marrones, y no miente.
De regreso al lodge almorzamos con su propietario, Sebastian Galilea, que nos cuenta sobre el esfuerzo conjunto que lleva a cabo con las dos estancias vecinas, la chilena Punta del Monte y la argentina Numancia, para desarrollar el turismo en la zona. El Zorro, además, es una de las pocas estancias que se dedica a la cría de alpacas. Por la tarde la recorremos a caballo con los "huasos", como le llaman a los gauchos en Chile. A la hora y media de marcha, llegamos a un laguna repleta de cisnes de cuello negro, flamencos rosados y cauquenes. No bien nos aperamos, alzan vuelo en una confusión de colores y graznidos.
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El Zorro es una de las pocas estancias que se dedica a la cria de alpacas. Por la tarde la recorremos a caballo con los "huasos", como le llaman a los gauchos en Chile. |
Pese a estar extenuados disfrutamos la cena, que es de primera. Amanecemos temprano para dirigirnos a la mencionada Punta del Monte. Después de 40 minutos de marcha y una empinada subida, llegamos a un mirador de piedra que se proyecta como un balcón sobre la extensa planicie del Valle de la Luna. El sol ya se levanta sobre el orizonte y el viento sopla gélido. Aparecen dos cóndores planeando a escasos metros de nuestras cabezas; media hora despues, el número asciende a 12. Vuelan tan cerca que es posible oír cómo cortan el aire con las alas. Esta visión nos deja sin palabras y con una terrible tortícolis.
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